lunes, 14 de abril de 2008

Textos Libres. Lluis (8)

Lluis vuelve a la carga con sus recuerdos. Hoy mezcla los libros de literatura con los de cómics. Y tiene razón: tanto unos como otros conformaron nuestro bagaje cultural. Sólo los bobos pretenden que unos tengan más valor que los otros. Ya dijimos que quien quiera puede contar sus experiencias durante la Transición y publicarlas en este blog. Basta con enviar el escrito a: cgalianoroyo@gmail.com.


ESOS LIBROS

(Con viñetas o incluso sin ellas)

No recuerdo exactamente cuándo empecé a «aficionarme» (como aquel que nos dio la charla en el colegio y que cogió el hábito... pero de fumar) a la lectura... pero creo que fue a muy corta edad. No tengo muchos recuerdos sobre cuentos infantiles y todas esas cosas, por lo que tengo la duda de si me aficionaron o me aficioné yo solo (aunque esto último, y con la ayuda de mis hermanos, me parece más probable).

Eso sí: en mi casa (como en casi todas las casas que recuerdo) siempre había libros (en mayor o en menor medida). Incluso aquellos «falsos» de decoración tras los cuales, a veces, se escondían cosas. O las enciclopedias de la época que estaban en todas las casas: Monitor, Ciencias...

Algunos de aquellos primeros recuerdos de lectura, aparte de la literatura o la poesía clásica que nos hacían leer y aprender, en algunos casos, de memoria (en nuestro colegio... tal vez una de las pocas cosas buenas que hicieron), me llegan desde mi habitación (que compartía con dos de mis hermanos). Son los recuerdos de aquellos libros de «Aventuras» con aquellas páginas de «historietas» que se alternaban con las de texto. Las Aventuras de Julio Verne, de Tom Sawyer, Oliver Twist y otros cuentos de Dickens o de los Hermanos Grimm, las Aventuras de los Cinco (y luego de los Siete), junto a la amplísima colección del «Coyote»... Primero leíamos las páginas de dibujos, las historietas, y éstas conseguían que nos engancháramos a la trama del libro y decidiéramos leerlo del todo. Nunca leer fue tan fácil ni tan divertido. Aquellas historias adaptadas nos ayudaban a descubrir todo un mundo de emocionantes aventuras, vividas sin movernos de nuestra habitación (y eso sin dejar de tener muchas aventuras en la calle... cosa que hoy en día no ocurre). Esas lecturas las alternábamos con los cómics de nuestros abuelos y padres: El Príncipe Valiente de Hal Foster, Tarzán de Burne Hogarth, el Hombre Enmascarado o los cómics de Milton Caniff, junto con los de Blasco o Freixas.

De allí pasé a la colección de libros clásicos de mis padres, encuadernados de forma magistral y con unas ilustraciones bellísimas. Shakespeare, Dostoievski, Cervantes, La Novela picaresca, La Comedia Humana de Balzac...

A partir de allí, fue la locura. La necesidad de leer continuamente (para evadirme de la realidad, seguramente, y para conocer otras realidades), de conocer, de descubrir, de vivir, al fin y al cabo. Cómics del Portugués Coelho (La Ley de la Selva), Litle Nemo in Slumberland, los de Eisner o Li'l Abner (que mis abuelos tenían en edición extranjera). Llegaría también el gran Herman Hesse (escuchábamos a un grupo que se llamaba Stepenwolf, como el título de uno de sus libros). Confieso que aprendí mucho sobre la vida, sobre el bien y el mal, sobre el hombre y sus flaquezas, leyendo aquellas páginas (referenciar aquí la portada extraordinaria del disco de Santana «Abraxas»). Los libros no se medían por sus páginas y no nos daba miedo introducirnos en grandes aventuras como «El Señor de los Anillos» de Tolkien u otros. También Michael Ende, George Orwell, junto con los libros de la Marvel: Nick Fury, Estela Plateada, Kazar... o los extraordinarios dibujos de Neal Adams (Linterna Verde, Batman, Conan...). Buscábamos en las estanterías de las librerías cuanto cómic pudiéramos absorber: la publicación Gaceta Junior, Drácula (Enric Sió, Maroto...), Delta 99, 5xInfinito (Carlos Giménez), Dossier Negro, Vampus, Rufus, Vampirela...

La publicación TRINCA salió cuando yo tenía 12 años, aproximadamente. Allí descubrimos las historietas que tanto nos marcaron de Palacios (Manos Kelly, El Cid, La Paga del soldado...), Víctor de la Fuente (Haxtur, Mathai-dor...), Ventura y Nieto, Brocal Remohí (Kronan)...

Los libros de tapas duras de Lucky Luke, Astèrix, Tintin, Blueberry... O las historias de Mort Cinder, de Alberto Breccia (entre tantos).

Y llegó la época dorada de los cómics en nuestro país a finales de los 70 y principios de los 80. De las primeras lecturas en catalán con los libros de Quim Monzó o de Manuel de Pedrolo, por poner solamente dos ejemplos. Y los grandes libros, como La Madre de Gorky o Ulises de Joyce (impresionante). Publicaciones de cómics de gran calidad como 1984 (después Zona 84), Creepy, Comix Internacional, Totem, Heavy Metal, Blue Jeans, Cairo, Bésame Mucho, Vértigo, Bumerang, Cimoc, Pilot, El Víbora, El Papus, Rambla...

Las portadas (extraordinarias) de Corben, Enrich , Sanjulián o Frazetta. Los cómics de Manara, del incomparable MOEBIUS, José Gonzalez, Carlos Giménez, Luis García, Jeff Jones, Piter Pontiac, José Ortiz, Fernando Fernández, Horacio Altuna... las ilustraciones de Boris Vallejo...

¿De dónde sacábamos tiempo para leer todo aquello? ¿Para escuchar tanta música? ¿Y para salir con los amigos?

También me apetece recordar aquí los libros de Jack Kerouac, William Burroughs, Charles Bukowski, Alfred Jarry, Julio Cortázar, Woody Allen, Groucho Marx, Edgar Allan Poe, Emile Zola, Kafka, Bertold Brecht, Machado, Lewis Carrol, Rafael Alberti, Neruda... Además de toda la poesía cantada, escuchada, aprendida (la mejor manera de memorizar una poesía, mediante una canción) con Serrat, Paco Ibáñez, Ramón Muntaner, Raimon, Ovido Montllor.

Y en verano, en el camping de Salou, las publicaciones para los extranjeros: Los cómics franceses de Pilote (Luis García, Carlos Giménez...), Lucky Luke (Mc Coy de Palacios...) o alemanes (Umpah-Pah de Goscinny y Uderzo...).

Éramos, dicen algunos, una generación pasota; pero lo absorbíamos todo y todo nos interesaba. Literatura, Música, Arte (me entusiasmaban los grandes ilustradores del Arte: Velázquez, Sorolla, Dalí...), Creación...

Ahora ya no queda tiempo para leer ni para casi nada, pero el «poso» que dejó aquella época todavía persiste Hoy y para Siempre.

3 comentarios:

MIGUEL ANGEL DÍAZ DE QUIJANO SANCHEZ dijo...

Bueno Luis, veo que aunque convivía contigo algún findesemana., y algunos chistes de los tuyos esa forma de hablar tuya tipo Eugenio que cada vez que habrías la boca se me saltaban las lagrimas de risa, está claro que no te conocía en absoluto. Esta claro que el finde en Salou era lo que era e ibamos a lo que ibamos, pero cada vez que leo algun texto tuyo me caigo de culo, en serio!, en mi casa estaban los comics de mi padre , como bien dices, el principe valiente, el hombre enmascarado, flash gordon , delta 99,y alguno más que me dejo, por otro lado estabán los comics de mis hermanos , por que normalmente ellos tenían más poder adquisitivo que yo, aunque tampoco mucho.
recuerdo dibujantes como Moebius algo acojonante , o Corben , que parecia que los dibujos salían de las páginas con sus colores alucinantes, por otro lado a mi me gustaba mucho "el crepy", la verdad que comics como "besame mucho" ," Vibora" etc, me parecía que se les iba un poco la olla con tanta droga etc, etc,pero me los leía todos claro.Ah! había uno que sellamaba TOTEM recuerdo que solía ser muy gordo este,enfin.también recuerdo haber leido muchos libros de los cinco, etc, en mi casa mis padres leían normalmente, novelas y lo que les callera, y normalmente lo que ves es lo que haces, aunque reconozco que mi mujer por ejemplo lee milveces más que yo, y que yo soy muy fantasioso me gustan libros de aventuras, etc y sobre todo que no me amuermen....
Un abrazo.
Mike.

Anónimo dijo...

BNas. Mike
No se si tu comentario es bueno o malo.
Lo cierto es que con mucha gente con la que sales de fiesta ,solo la ves en unas determinadas circunstancias y si luego los ves currando o haciendo otras cosas, sin duda; podrias alucinar.
Pero eso no solo ocurria con los colegas. La familia (en mi caso) hubieran alucinado si me hubieran visto según donde y según como. Tengo un texto (que todavia no le he dado a Cesar que se llama "Padres e hijos" y que habla un poco de todo ello, oye)

Lluis

Anónimo dijo...

Recuerdo el primer libro que leí. Era de los siete secretos y tenía 9 años.
Dormía en la habitación de mis padres porque Fernando y Pepe tenían paperas y mi madre les puso en cuarentena.
Teníais que haberles visto con la parte baja de "las galtas" inflada. Estaban monísimos!

Ignoro cómo fue a parar a mis manos ese libro pero sea quien sea el que me lo facilitó, le estaré eternamente agradecida. Eso marcó un antes y un después en mi vida.

Después me tragué todos los libros de los siete secretos, los cinco, la colección misterio de Enyth Blyton (no sé cómo se escribe)completa, la colección aventura completa, la colección de novelas juveniles de misterio de Alfred Hitchcok (tampoco sé cómo se escribe), la colección completa de novelas de misterio de Agatha Christie (por esa época ya tenía 13 años) y luego comics de tapas duras, todos los habidos y por haber, tebeos que comprábamos en el quiosco los domingos y leíamos en el cuarto de baño... La banqueta del mismo siempre estaba repleta de ellos.

Después empecé a leer novelas variadas. Todo tipo de novelas. A los clásicos solo los leía por obligación escolar.

Mi autores favoritos siempre han sido los ingleses de finales del siglo IXX y principios del XX:
Chesterton, Wodehouse, Robert graves, Oscar Wilde, Orwell, Joseph Conrad...(os recomiendo la novela "los duelistas", es de lo mejorcito que he leído nunca, aunque me sobra el toque romántico pastelero del final).

En la corta época (1 mes y medio)en la que compartí trabajo con César en la editorial Nihil Obstat, me leí 50 libros (entre novela editada, ensayo divulgativo y originales).

Y desde entonces, lo que más he leído ha sido filosofía, ensayo y "Cosas de César".

Me apasiona la lectura; lo leo todo. Me trago hasta la letra pequeña de los folletos de Leroy Merlin.

Es cierto que ahora no tenemos tiempo para leer ni para nada. Supongo que parte de la culpa la tienen las responsabilidades propias de la edad.

Pero ahora hacemos algo que, en general, se había abandonado durante bastante tiempo y es escribir.
Ahora escribimos correos electrónicos, comentarios en los blogs... podemos intercambiar opiniones y sentirnos cerca estando lejos. Es fantástico!

Por ejemplo, Lluis, no te conozco pero es como si fuéramos de "la familia".
Cada vez que leo un comentario de Mike le "veo" la cara, "oigo" por aquí a mi querido hermano Fernando al que desgraciadamente tengo muy lejos... en fin,

No sé, lo encuentro muy divertido todo esto.