viernes, 15 de febrero de 2008

La Movida

Hace un tiempo estuve hablando con un amigo acerca de la Movida. Él es bastante más joven que yo y no la vivió. Me dijo que, en su opinión, estaba muy bien que la gente se lo pasara de miedo, pero que la vida es algo más que divertirse y que, de algún modo, habíamos desaprovechado el tiempo precioso de la juventud. Bueno, depende, le dije; y continué: En mi opinión, Almodóvar ha llegado bastante alto, también Mariscal, algunas canciones de entonces se tienen ahora por clásicos, ciertos cómics como El Víbora han alimentado la imaginación de los jóvenes durante un par de decenios y, por si eso fuese poco, tú puedes vestir como te dé la gana gracias a que otros se atrevieron a hacerlo durante ese tiempo en que, precisamente, era una provocación y conllevaba problemas. Podía haberle dicho mucho más. Por ejemplo que él, de joven, no pudo frecuentar unos locales de última moda en los que la clientela hablara de teatro, de cine, de arte, de literatura y de música como algo natural y sin pretensiones de nada. O que no puede saber lo que es pasar de la prohibición más absoluta al libertinaje más irreverente, del gris a los colores chillones, de la música de ambiente a la locura. Y me quedo corto. La Movida fue el remate a todo lo demás, el pistoletazo de salida de cuanto uno llevase dentro.

Uno de los personajes más implicados en la gestación o en el desarrollo de la Movida fue un hombre al que todavía hay quien llama El alcalde de Madrid. Se llamaba Tierno Galván. Desde luego, era un tío muy especial. Dicen que iba sin escolta por Madrid y no porque no tuviese miedo de que alguien pudiera hacerle algo, sino porque cualquier madrileño le serviría de guardaespaldas en caso de follón. Recuerdo que, en cierta ocasión, debía presentar las nosecuántas horas de Rock, un espectáculo que se celebraba por primera vez e iba a ser emitido sin descanso por la segunda cadena de televisión. El hombre, con sus muchos años a cuestas, salió al escenario. Ante él tenía a un público enloquecido de cerveza, hachís, LSD, anfetaminas y muchas ganas de ver un concierto interminable. Tierno Galván, contrariando a todos aquellos que esperaban un discurso largo y pesado, dijo literal y únicamente:

¡Rockeros! ¡El que no esté colocao, que se coloque! ¡Y todos al loro!

No dijo nada más. La gente rompió en aplausos y gritos a favor de su alcalde. A pesar de conocerle de sobras, nadie esperaba una humildad semejante en un personaje público. No se dedicó a echar flores al Ayuntamiento de Madrid que había organizado el acto, por ejemplo, ni a su propio partido político que, de una u otra manera, también se había implicado. ¿Que cuál era su partido? El PSP, Partido Socialista Popular. Supongo que a los más jóvenes debe extrañarles que existiera un partido socialista paralelo al PSOE. Pero entonces había muchos más partidos que ahora, como había muchas más opiniones y, por supuesto, mucha más libertad para expresar las ideas. La Transición también fue todo eso.

Los artistas, los grupos de música, las revistas e incluso los programas de la tele no estaban viciados por un único diseño o un punto de vista exclusivo. Muy al contrario, la Movida consistió en un desbarajuste increíble de ideas, colores y sensaciones, una convivencia anárquica de los más variados modos de expresión. Casi todo tenía cabida. O todo, si de alguna manera era un intento de llegar más allá o donde no hubiera llegado nadie. Daba gusto que los jóvenes saliesen a la calle cada día en busca de algo nuevo y no a seguir con lo de siempre. Nos pintábamos la raya de los ojos, nos vestíamos de un modo rompedor que provocaba a los burgueses, nos mirábamos en el espejo antes de tomar la puerta para que después, en aquellos bares saturados de música y de luz, pudieran vernos los demás. No había modelos, no había guías ni pautas a seguir ni nada por el estilo. Cada noche era un mundo nuevo. Cada hora. Cada minuto. Cuando todo eso se trocó en rutina, en aburrimiento, en un hacer que ya no sorprendía ni aportaba nada a nadie, la Movida desapareció sin agonía. De golpe. Como tenía que ser.

Podría hablar de cada grupo, de los locales que abanderaron aquella majadería, de las revistas, los libros, las películas y de todo lo demás. Pero no lo voy a hacer. Cualquiera puede hacerse con la lista detallada de los nombres que sonaron por aquel entonces. O sea que me parece que está dicho casi todo. La Movida nos abrió la percepción. No fue sólo un juego de iluminados, de románticos locos y de gente harta de aburrirse. Muchos de los que nos tocó vivir aquello seguimos estando aquí, en este mundo, y se nos nota. Será por algo.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

César, es curioso como todo esto que a tí te parece tan estupendo, a otras personas les pueda parecer absolutamente destructivo. El pensador, sociólogo y psicólogo humanista Erich Fromm llama a este fenómeno necrofilia y biofilia. Según él, la necrofilia es la atracción por lo que no vive y la biofilia la atracción por lo que vive. Casualmente, él asocia el consumo de estupefaccientes a la necrofilia. Considera que la creatividad es mayor cuando se vive la vida de manera biófila y que las drogas lo que hacen es deteriorar la mente y el cuerpo del ser humano. No quiero decir con esto que Erich Fromm tuviese razón en sus conclusiones sino que me maravilla ver cómo dos personas inteligentes y críticas como sois tú y él, podais ver la misma cosa de manera tan distinta. Se ve a todas luces que a ti toda esa “necrofilia” que vería Erich Fromm en la movida madrileña, te parece algo fantástico y maravilloso que todo el mundo debería de haber pasado. Es fascinante.
Drogas y necrofilias aparte, me parece genial que los jóvenes de cualquier época se rebelen contra todo lo que es susceptible de oposición. Para eso estábamos y para eso siguen estando.

Por cierto,. ¿Qué tiene que ver, que un alcalde invite a la juventud a “colocarse”, con la humildad? No lo acabo de entender.

César Galiano Royo dijo...

Poco a poco, Mar.

En primer lugar, yo no he dicho que consumir drogas sea algo maravilloso. No seré yo quien haga apología de las drogas. Allá cada cual con su historia. Sólo cuento cómo fueron las cosas durante la Movida, y las drogas tuvieron mucho que ver con todo aquello.

En segundo lugar, me importa poco lo que opine un sociólogo o psicólogo sobre la creatividad. Es como si un licenciado en empresariales exhubiera su título a modo de garantía para opinar sobre danza clásica. De hecho, ni siquiera un licenciado en Bellas Artes puede hablar ex cátedra sobre la creatividad. Diga lo que diga Fromm, eso de la creatividad, en infinidad de ocasiones, está ligado indisolublemente a las drogas, sean éstas legales (como el vino de los poetas) o ilegales (como todo lo demás). Por ponerte un ejemplo, Goya tomaba láudano para dibujar, que era un derivado del opio consumido por muchos escritores y artistas del siglo XIX. Claro que Fromm puede decir que Goya no fue un creador.

Y tercero. La humildad y el colocarse no tiene nada que ver. Sí lo tienen la humildad y el hecho de no largar un discurso infumable para darse pisto entre la gente y tratar de chupar cámara como suelen hacer los políticos. Tierno Galván no hizo eso: simplemente subió al escenario, dijo poco más o menos "aquí está vuestro alcalde" y se largó. Eso es humildad.

Anónimo dijo...

A ver, César.

Yo no he dicho que tú hagas apología de las drogas. Pero como tú bien estás reconociendo, las drogas tuvieron mucho que ver en todo aquello.
Lo único que he querido decir, es que me fascina ver la pluralidad de emociones que pueden causar las mismas circunstancias en personas distintas.
Quiero decir que unas se apenarían viendo tanta destrucción y otras se alegrarían (como tú) viendo tanta creatividad y "lucha necesaria". Pero eso no es malo. Yo no estoy censurando nada. Simplemente, me fascina que hayas sido capaz de ver algo bueno entre todo aquello. Está bien.
Solo quería exponer un punto de vista.

Anónimo dijo...

Ah! estoy de acuerdo en lo que dices de que las drogas ayudan a la creatividad. Es evidente que eso es así. Otra cosa es que el precio a pagar por ser creativo pueda ser demasiado alto.

Anónimo dijo...

Y otro ah!
Está claro que Tierno Galván le dijo a la gente lo que querían oir.
Eso también lo suelen hacer los políticos, ¿no te parece?

César Galiano Royo dijo...

Hace poco Rajoy le dijo a Zapatero, respecto a la ETA: "Si usted no cumple, le pondrán bombas; y si no se las ponen es porque ha cedido". Estás haciendo lo mismo con Tierno Galván

Anónimo dijo...

Lo cierto es que las ideas y la vida de Tierno Galván me parecen un tanto controvertidas y me resultaría difícil juzgarle.

Fernando Sarto dijo...

Un matiz intranscendente: El ayuntamiento de Madrid; según yo recuerdo, nunca ha tenido un alcalde del Partido Socialista Popular (Jo, con el tierno poniendo nombres, socialista y popular. Si lo viera hoy en día). Tierno galván accedió a la alcaldía como pago por fusionar su partido al Psoe. El psp, se presentó cuando la UCD. y luego desapareció.
Vamos, al revés que lo del chico este del pelo ondulado que hay ahora.. cómo era que se llamaba?

Anónimo dijo...

Qué rápido lo hemos olvidado!
Ya ves. Tanto matarse, "pa qué"?